Tres puertas -la primera de chapa maciza con tres candados, la segunda de rejas con dos candados y la tercera de madera- además de barrotes en todas las ventanas protegían el acceso a su vivienda del barrio del Carmen. Un auténtico ´búnker´, a juicio de la fiscal, en el que residía una pareja con sus cuatro hijos pequeños -que ahora son ya cinco- y que cada día era frecuentado presuntamente por un buen número de drogodependientes que acudían a por las dosis de droga necesarias para cubrir su adicción.
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