Los especialistas de Policía Científica introdujeron ese código genético en la base de datos y comprobaron que no correspondía a alguien que estuviese fichado. Autor desconocido. Sin embargo, un año después, y tras agotar las pocas vías de investigación abiertas, decidieron darle una vuelta a ese ADN e individualizaron el cromosoma Y del mismo. Es decir, la rama paterna del posible autor del crimen. Los investigadores repitieron la maniobra. Volvieron a meter el código genético y apareció una coincidencia o como se denomina en el mundo anglosa
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