El pasado viernes 12 de mayo, el jefe de prensa del Alavés me prohibió entrar a las instalaciones municipales de Betoño, donde Mauricio Pellegrino iba a dar una rueda de prensa antes del partido contra el Celta. Sin perder la calma, le pedí permiso para llegar hasta el cuartito donde nos suelen meter y pedí a mis compañeros reporteros que levantasen el trípode y la cámara.
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