Hace unos días, Menchu, una de mis mejores amigas, me escribía un escueto mensaje de Wattshap en el que me decía: «Dudo que vuelva a Ibiza, amigo. Yo, desde luego que no. Nos veremos en la península». Tres frases, duras, contundentes, que me dejaron hecho polvo pero que me hicieron reflexionar sobre cómo hemos llegado a esta situación. Ella vino a buscarse la vida con su novio David a la isla de Ibiza y en apenas dos meses han descubierto que desgraciadamente aquí no es oro todo lo que reluce.
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