Los espectadores, adictos a su carnicería y nada escandalizados por el hedor, se resignan a vivir dentro de su mentira. Da igual que inmediatamente se demuestre del bulo de su patán invitado, difama que algo queda. Y es que da igual que la reina de las mañanas de Tele Cinco mienta, difame y contribuya a inocular el odio en la sociedad española, es que sabe que el sistema de control del estado ha fallado y que puede decir todo lo que le salga del fandango sin temor a ser amonestada, sancionada o encarcelada.
|
etiquetas: ana rosa , telecinco , bulos , fandango