Ese es el gran reproche que cabe formular a Rajoy a la vista de cómo dejó pudrirse, enquistarse y enrabietarse la cuestión catalana durante los años en los que su mayoría absoluta le permitía todo tipo de intervenciones sobre el fondo del problema. Ahora la disminución de su poder político y de su apoyo social contrasta con el incremento progresivo de la apuesta separatista -a medida que él se achica, el entorno conflictivo se agiganta- hasta llegar al órdago a la grande del 1 de octubre.
|
etiquetas: politica , sociedad , actualidad