La fábrica iba a ser rehabilitada por la firma holandesa Kandans Science con el objetivo de instalar en ella laboratorios, oficinas y un pequeño centro cultural que apenas representaba el 12% del espacio. El proyecto estuvo impulsado por el Ayuntamiento de Madrid, propietario del suelo, que ha cedido la parcela a dicha compañía durante 75 años tras un concurso internacional de urbanismo, pero la declaración BIC pone en entredicho el futuro de dicha operación.
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