María y su pareja hicieron nacer a su hija en una chabola. La hija ha conocido varios asentamientos, sin agua corriente ni electricidad, entre el barro. En el último, empezó una intervención social integral que ha durado 12 años. María llamó a su hija Rocío por la trabajadora social que les ha cambiado la vida. “El realojo en una vivienda normalizada, si no hay trabajo previo, está condenado al fracaso en un porcentaje altísimo por problemas de integración, por conflictos en la comunidad de vecinos...”
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