Betty no respondía al teléfono pese a las insistentes llamadas de su marido. Era algo inusual porque no le gustaba quedarse sola en casa cuando Allan viajaba y, cada poco tiempo, necesitaba de sus llamadas. Al no localizarla, envió a un grupo de vecinos a su domicilio, que se encontraron con la tragedia. La mujer había sido brutalmente asesinada y su cadáver presentaba cuarenta y un hachazos. Su rostro quedó mutilado por completo.
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