Un ejemplo: en septiembre, en el puerto de Qingdao, una ciudad en la costa este de China, dos estibadores dieron positivo. Habían estado manipulando pescado congelado de Rusia que contenía trazas de coronavirus. En menos de 24 horas, gracias en parte a esas aplicaciones de salud, los rastreadores localizaron y aislaron a 132 personas que habían estado en contacto directo con los dos estibadores. También pusieron en cuarentena a otras 228 personas que estuvieron conviviendo con ese primer grupo.
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