Impulsados por el doble rasero, ciertos políticos en Washington claman que los esfuerzos de China para acabar con el extremismo y el terrorismo son "persecución contra la fe religiosa". Algunos detractores en Estados Unidos incluso comparan los centros de educación y capacitación vocacional en Xinjiang con "campos de internamiento". (...) Los abusos contra los derechos humanos que causan escalofríos detrás de los altos muros y el alambre de espino de la bahía de Guantánamo efectivamente materializan lo que Pompeo llamó la "mancha del siglo".
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