Cada mañana, Pedro sale de casa para pasear al perrito. (...) Un día, Toby no le despierta con lametones ni quiere caminar. Con el corazón en un puño, Pedro lo coge en brazos, toma los diez euros reservados para ir al mercado y pide un taxi. El veterinario le hace un presupuesto: doscientos euros la visita, las radiografías, la medicación. Pedro necesita apoyarse en la camilla del compañero enfermo: lo imprevisto es inasumible para su pensión, la mitad de la cual es para el comedor de los nietos.
|
etiquetas: veterinario , perros , ancianos , iva