En este estado del norte de Estados Unidos, las autoridades enfrentan una crisis sanitaria de proporciones debido a agua contaminada surgida tras medidas de ahorro aplicadas en la ciudad de Flint, donde viven unas 100.000 personas. El jueves, el gobernador de Michigan remitió una solicitud a Barack Obama para que declarara el estado de emergencia. Como parte de un programa de reducción de gastos, la ciudad comenzó en abril de 2014 a consumir agua del Río Flint en lugar de comprarla a Detroit. Allí fue cuando comenzaron los problemas.
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