Maryam y Dalyan Hussein, viuda y cuñado de uno de los muertos en la aldea kurda de Zergely, durante un ataque de la aviación de Turquía, aseguran que los bombardeos sobre las poblaciones de las montañas de Qandil son constantes.Tras la explosión, Abdul Kadir Abu Baker no vaciló en conducir hacia la aldea vecina para socorrer a los heridos. Murió en el segundo ataque.“Turquía no hace distinciones entre civiles y guerrilleros. Además, sus bases están muy lejos de nuestros pueblos”, acota Dalyan, que recogió los restos de su cuñado en un saco.
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