Mirco Wolf Wiegert recuerda con cariño aquellos días de boy scout junto a su amigo Lorenz Hampl. Eran dos niños alemanes que por aquel entonces poco sabían de negocios. Aunque siempre les unió algo que perdura hasta hoy: la curiosidad. El destino decidió que sus caminos no se separasen al comenzar la universidad. Fue entonces cuando decidieron montar su propio proyecto.
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