El 8 de agosto, Donald Trump cometió un error. A la pregunta de un periodista de CNN en la cadena Fox por la presentadora conservadora Megyn Kelly, donde esta le puso contra las cuerdas, Trump se quejó: “Me hacía preguntas completamente ridículas” y “se podía ver que le sangraban los ojos y le sangraba... lo que sea”. Ante el estupor de unos y la indignación de otros, más tarde Trump aclaró que se refería a la nariz de la entrevistadora, pero fue demasiado tarde.
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