Una vez por debajo de 2,1 hijos por mujer, el país está por debajo de la “fecundidad de reemplazo”. ¿Quién pagará las pensiones si seguimos por este camino? ¿Cómo compensaremos así el retroceso demográfico de la España vacía? ¿Qué hay de la insatisfacción que esto provoca, de los proyectos y deseos frustrados? Los números nos dicen no sólo que tenemos pocos hijos e hijas y que todo apunta a que vamos a tener aún menos, sino que querríamos tener más. Lo dice la Encuesta de Fecundidad del INE.
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