El mismo sistema que mantiene a países del sur en la miseria se torna sin pudor contra las sociedades occidentales. La bestia ya sin bozal muerde ahora la mano de su amo. Una permisividad absoluta en rebajas fiscales, desregulación, reformas laborales, etc. ha permitido que cada vez más la riqueza se concentre en menos personas. Estas personas son a su vez más poderosas lo que les permite influir con más fuerza en la política nacional e internacional.
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