Carolina del Sur, que presume de ser el estado más pro-vida de los USA, en el que todas las vidas importan y que por eso tiene prohibido el aborto a partir de las 6 semanas de gestación, va a recuperar la bárbara costumbre de la pena de muerte. Y se va a estrenar ejecutando un hombre que lleva ya 25 años condenado, dándole a elegir entre una inyección letal de pentobarbital, la silla eléctrica del estado que data de 1912 y un pelotón de fusilamiento perfectamente entrenado.
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