Permítame que me dirija a usted con la corrección y el respeto que usted no ha tenido hacia los niños con altas capacidades, puesto que se ha reído de todos ellos sin ningún tipo de contemplación ni reparos. Para usted y los profesionales que trabajan en su equipo, los niños con algún tipo de superdotación o altas capacidades no son más que niños repelentes a los que sus padres consideran los más listos del mundo.
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