Cientos de familias, entre 600 y 800, están afectadas por la ordenanza que prohíbe las VUT en gran parte de la ciudad. María abre la puerta del piso que tiene en una segunda planta de la zona nueva de Santiago con orgullo. Meses de reformas y un importante desembolso de cerca de 30.000 euros no pasan desapercibidos en esta vivienda rehabilitada, que lleva más de un año funcionando como vivienda de uso turístico. Antes de iniciar su actividad, esta familia inscribió el piso en el registro de la Xunta, único requisito para empezar a operar.
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