El domingo por la tarde, en Movistar+ estábamos siguiendo el partido entre el Manchester City y el Arsenal, el duelo por el liderato de la Premier. Todo arrancó de maravilla: las alineaciones, el minuto de silencio, el arranque del encuentro… Pero el espectáculo televisivo empezó a truncarse. Un pixelado y unos cortes que auguraban algo peor. Durante los seis primeros minutos, falló la conexión hasta en tres ocasiones. La imagen del partido desapareció. Y cambiamos el verde del césped por el negro del limbo mediático.
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