Un 26 de junio de 1974. Sharon Buchanan, cajera de supermercado de un establecimiento Marsh en Troy (Ohio, USA), escaneó el código de barras de un modesto paquete de chicles de la marca Wrigley al precio de 67 centavos. Detrás de este gesto, en apariencia insignificante, se escondía un nuevo sistema de gestión que revolucionaría el proceso de compra y las operaciones logísticas de las empresas de todo el mundo. Desde entonces se han escaneado cientos de millones de códigos de barras, que han cambiado el comercio minorista para siempre.
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