“Estaba pelado de dinero y recordé que los potitos no estaban malos y son baratos y en efecto, le cogí el gusto otra vez. Ahora los tomo casi con la misma frecuencia con la que como espaguetis u otra cosa”, estas declaraciones publicadas en un artículo de El PAÍS titulado “Adultos que se alimentan de potitos” en el que se afirma que hay una “legión de adictos que disfrutan de su sabor”.
|
etiquetas: el país , potitos , pobreza