De acuerdo con los hechos probados, M., de 40 años, aprovechó su relación laboral con el Servicio Navarro de Salud, donde trabajaba, y, pese al "compromiso de confidencialidad que había contraído", para acceder entre 2007 y 2011 a los historiales médicos de S., con el que tuvo una relación de 12 años y dos hijos en común. También entró varias veces en el historial de N., nueva pareja de S., y del hijo menor de ella, compañero de colegio de uno de los niños de M. Accedió igualmente a datos clínicos confidenciales de un hermano de su expareja.
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