En Puntland, noroeste de Somalia, la violación no se toma en serio. Una niña fue retenida por un chico de su vecindario, le desgarró la ropa mientras gritaba, pero cuando intentó denunciar el crimen, a nadie pareció importarle. Los oficiales masculinos se burlaron de ella y le aconsejaron que se fuera a casa y se olvidara de lo sucedido. Pero la oficial Shamis Abdi Bile, de 28 años, está haciendo todo lo que puede para ayudar a esta joven, y mujeres como ella que han estado en situaciones similares o peores.
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