El uso de carbón y gas para la producción eléctrica en Europa ha vivido un fuerte descenso el pasado año, impulsado por factores como la imparable expansión de las energías renovables, que a su vez se han visto reforzadas de forma definitiva por la agresión de Rusia a Ucrania, un catalizador fundamental del cambio de modelo energético de la UE. Según los últimos datos de la consultora Ember, la generación de electricidad en las centrales térmicas de carbón en Europa se redujo un 26% y la de ciclo combinado, gas, han caído un 15% en 2023.
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