Todos los días, a las 8:30 de la noche, un autobús se estaciona frente a la comisaría del distrito 12 de Chicago. Decenas de migrantes, en su gran mayoría venezolanos, se suben hasta llenarlo, pero no arranca. A la mañana siguiente, se bajan exactamente en el mismo punto, y el autobús se va. Es una escena que se repite día tras día en varias comisarías de la ciudad. Desde agosto de 2022, Chicago ha recibido más de 25.000 migrantes.
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