BARCELONA – El toro puede llamarse Rompesuelas, Elegido, Semillero o Navajito. Lo obligan a correr por el asfalto, mientras unos hombres lo adelantan jugando a que los cuernos les rocen. Tiene una divisa clavada en la costilla; se agota, cae, se rompe los huesos. Para encenderle los pitones (la punta de los cuernos) con fuego, los hombres acorralan al toro, que muge un alarido de angustia. Lo rodean, le atraviesan una lanza que se le atasca en la garganta. El animal de 600 kilos desfallece. La muchedumbre aplaude.
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