¿Quién soy yo para decirle a una mujer que limpie baños por 600€ en vez de prostituirse? La pregunta suelen hacerla personas que nunca dirían “¿quién soy yo para decirle a alguien que no trabaje por menos del salario mínimo?”. En este caso, les parece más que evidente que la protección de los derechos empieza por limitar qué puede ser comprado y qué no. Sin embargo, si se trata de mujeres, pretenden que nos traguemos que vender o alquilar sus cuerpos por partes es compatible con la expansión de los derechos de las personas.
|
etiquetas: amelia tiganus , silvia carrasco , prostitución , mujer , trabajo