Repasando la historia cercana del debate de la prostitución encontramos sorprendentes coincidencias con el debte actual. Los extranjeros parecían ver una cantidad de prostitutas notable en España, pero fue la moral anglosajona la que se adueño de las iniciativas abolicionistas y no el poder católico. La criminalización y los bandazos normativos no lograron reducir la actividad de la prostitución y generó de ya antaño curiosas alianzas entre sectores progresistas y moralistas.
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