El análisis de las muestras arrojó que, efectivamente, la concentración de interleucina-6 era mayor en las que se habían tomado después del ejercicio físico. No obstante, las comprobaciones no terminaron ahí. Los autores del trabajo, posteriormente, suministraron sangre de las distintas muestras a cultivos de células tumorales del colon y monitorizaron el crecimiento y los daños genéticos de las mismas. Lo que encontraron es que, como esperaban, las muestras de sangre más altas en interleucina-6 inhibían el crecimiento tumoral...
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