Con la sola observación” -detalla la sentencia- se le reconoció una situación de invalidez permanente absoluta derivada de accidente de trabajo y un recargo de prestaciones de Seguridad Social del 30%, que además el trabajador había solicitado que se elevara hasta el 50%. El Departamento de Servicios Sociales de la Diputación Foral de Gipuzkoa también le reconoció un grado de minusvalía, que inicialmente fue del 75%, según recoge la sentencia, y que posteriormente, y “a instancia del propio actor se elevó hasta el 96%
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