Si la propuesta de perder unos cuantos kilos se acompaña de ingredientes de lo más apetecibles y normalmente poco relacionados con una alimentación sana, la mentira es más que evidente. Pese a ello, cada cierto tiempo reaparecen dietas más o menos exóticas que consiguen colarse en los titulares. No es de extrañar, porque resulta indudablemente atractivo algo que combine la palabra dieta con chocolate, cerveza o torreznos. Por desgracia, esta última todavía no se ha inventado y, sobre todo, todas ellas son una solemne tomadura de pelo.
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