En estas fotos se ven cientos de miles, tal vez millones, de coches nuevos que no se venderán. Gigantescos stocks de automóviles se acumulan en lugares como estos en todo el mundo. Parar las fábricas significaría perder miles de empleos, detener la industria metalúrgica y provocar un efecto dominó de consecuencias catastróficas. Es mejor seguir fabricándolos y apilándolos en el campo.
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