Este martes 22 de noviembre acababa una de las concesiones municipales más longevas de las que perviven en la capital. Se inició en el año 1972 y sirvió para construir el aparcamiento subterráneo de la plaza Soledad Torres Acosta -conocida como plaza Luna- y dos enormes edificios de oficinas, con casi 10.000 metros cuadrados de superficie. Pero el Ayuntamiento de Madrid ha renunciado a recuperar estos espacios y regalará un año de prórroga a la empresa concesionaria, como adelantó este periódico hace casi un mes.
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