No fue un error judicial, fue una concatenación aberrante de malas praxis y una muestra que aterroriza de cómo el sistema está plagado de prejuicios, de dejadez, de rutinas y hasta de corporativismo y encubrimientos. En esta historia hay malos profesionales y buenas personas y, a la par, una reflexión terrible que llevar a cabo en la sociedad actual: cuidado con lo que pides porque te lo pueden dar y, a veces, con consecuencias dramáticas.
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