Lucke describió al líder separatista como el principal ejemplo de un perseguido político. Él no recibe ningún tipo de tratamiento especial en prisión. "Cree que está bien acomodado. Se siente bien". El político puede escribir y hacer llamadas al exterior, pero no se lo puede llamar. El personal y los reclusos lo trataron muy bien y educadamente. "Entonces no tiene motivos para quejarse". Puigdemont confía en que la judicatura alemana hará un juicio justo. El ex presidente regional espera pasar dos meses en la prisión.
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