Estos graves errores de la sentencia demuestran, sin ningún género de dudas, que, si ni siquiera dicha sentencia es capaz de entender la enrevesada normativa bancaria, menos puede hacerlo un consumidor. Tales fallos son incompatibles con las exigencias que asimismo realiza hacia los consumidores, a quienes insta a entender los índices y conocer los valores buceando entre las numerosas circulares y normativas del Banco de España y legislación bancaria.
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