Marruecos declara el fin de los campamentos irregulares.Un paisaje desolado. El hedor a plástico quemado cubría el ambiente. Piedras calcinadas se apelotonaban en lo que antes habían sido los cercos que formaban las bases de las tiendas o búnkers, como le llaman ellos. Aún se podían distinguir las mantas, víveres y ropas calcinadas esparcidas por todo el suelo. No se trata de una zona de guerra, aunque quizá sí. Se trata del Monte Gurugú, donde empieza y acaba el territorio marroquí, al sur de la ciudad de Melilla, en las cercanías de la valla.
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