Las cabras que habitan en este paraje de la montaña se han asilvestrado después de que, hace unos años, quedaran sueltas y abandonadas al retirarse un pastor que disponía de un corral en la zona. Su gesto se ha extendido y en conversación con este periódico no dudan en pedir que se difunda porque sigue sin llover y no hay visos de que esta intensa sequía vaya a superarse a corto plazo. Algunas fuentes, como la de la Sangonera, ya no tienen nada de agua y otras apenas aportan un poco de humedad que estas cabras atrapan lamiendo la piedra
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