Su mujer pide ayuda para no dejarlo allí "porque lo trataron como a un perro" y duda de la versión oficial de que muriese por un paro cardiaco: oficialmente ha muerto repentinamente en la cárcel ecuatoriana de Latacunga, según ha comunicado esta noche la embajada española en aquel país a su familia, residente en Sevilla. El coste de repatriar a España los restos mortales de su marido asciende a 10.000 euros, una suma que califica de inalcanzable en estos momentos ya que ella se encuentra en paro y tiene tres hijos.
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