Esguince cervical, contusiones, varios puntos en la cabeza, labio partido y tabique nasal y pómulos rotos. Este es el resultado de la bruta paliza que recibió el lunes por la noche Rogelia Oviedo, limpiadora del Hospital Psiquiátrico de Palma, a manos de un paciente del centro que se encontraba en régimen de aislamiento, pero que circulaba libremente por el área de semiagudos. Nadie sabe cómo pudo suceder. Los vigilantes estaban en el cambio de turno, no miraron las cámaras de vigilancia durante «una fracción de segundo». Tiempo suficiente...
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