Lo advierte Justyna, propietaria de una 'food track' que ha dejado de vender comida en Polonia para venir con su furgoneta a Dorohusk, en la frontera con Ucrania. “Todos sabemos por aquí cómo son los rusos. Por eso venimos a ayudar. Pero dejad claro, por favor, que esto lo está haciendo el pueblo polaco. Del gobierno no sabemos nada”, concluye Justina.
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