Los centenares de turistas que contemplan cada día el atardecer en la famosa Cala d’Hort desconocen que este santuario del postureo es un espacio natural protegido, aunque no cuenta con restricciones de visitantes. "La zona acaba llena de basura, no se debería permitir". Tiene un valor especial tanto por la flora como por la fauna: es un lugar de nidificación para la pardela balear o virot (el ave marina más amenazada de Europa) y el halcón de Eleonora o falcó marí, entre otras especies de vertebrados como la lagartija de las Pitiüses.