En 2012, Julián Márquez y su pareja María José Palma, comenzaron presuntamente a captar en los comedores sociales y otros centros asistenciales de Valladolid a personas en situación de “extrema necesidad” con la promesa de ayudarles en su rehabilitación social, según el escrito de la Fiscalía. Después de registrar una asociación sin ánimo de lucro, con el nombre de Retomar (Centro de Rehabilitación de Toxicómanos y Marginales), ambos forzaron a cerca de 50 personas sin recursos o adictas al alcohol o las drogas a trabajar para esa ONG jornadas
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