La mafia de la ocupación desarticulada por los Mossos en Barcelona contaba con un arma imprescindible: las frenteadoras, mujeres que, una vez derribada la puerta, se encierran dos o tres días en el piso con niños menores de edad para simular una situación de desamparo y disminuir así el riesgo de un desalojo exprés. Cinco de esas mujeres forman parte de los detenidos en noviembre por ocupar desde 2020 decenas de viviendas en Barcelona y L’Hospitalet, la mayoría propiedad de bancos y fondos de inversión.
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