Una mujer de 76 años se encontraba de visita a su hijo, preso en la cárcel de Badajoz, se golpeó fuertemente contra una pared y empezó a sangrar profusamente. Tras golpear la puerta para llamar la atención de los funcionarios (el timbre de emergencia no funcionaba), estos tardaron 25 minutos en aparecer, les pidió que llamaran a una ambulancia, pero los funcionarios se negaron y además rechazaron llamar a un médico. La madre fue trasladada por sus acompañantes a un centro hospitalario, donde tuvieron que colocarle 12 grapas. El preso es de ETA.
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