Russell es un gato que ha pasado el último año y medio en una clínica veterinaria de Carolina del Norte recuperandose de un incendio que quemó su cara y el cuerpo, le hizo perder la punta de las orejas, y destruyó la casa de su familia. Pero el recibe a los nuevos animales y se acurruca con ellos incluso compartiendo su cama. "Él quiere ser amigo de todos los animales", dice Megan Maus, un técnico veterinario en el Hospital de Emergencia Animal y de atención urgente. "Él es un gato muy curioso. Un pequeño gato muy cariñoso."
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