Por mi parte, yo sabía que el debate (más bien mesa redonda) había ya concitado una amplísima retahíla de insultos, descalificaciones, improperios, intentos de cancelación y otros histerismos varios en el post de la página de Facebook donde el instituto comenzó a divulgar el evento el pasado domingo. Que si trata por aquí, que si cosificación, que si machismo por allá, que si evento patriarcal... que, ya puestos, por qué no se hablaba de asesinato, que no se debía debatir el tema y sólo prohibirlo, etcétera, etcétera, etcétera.
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